En el manual de servicio o en el lateral del chasis, en el lado del conductor, figuran las presiones recomendadas por el fabricante de su automóvil. Dependiendo de la distribución de peso de su vehículo, la presión puede ser diferente en la parte delantera y en la trasera. La carga también influye en la presión recomendada: cuanto más peso lleves, más tendrás que inflar los neumáticos.
Presión en frío:
Lo ideal es comprobar y ajustar la presión en frío, ya que, al circular, el neumático se sobrecalienta y esto incrementa la presión. En caso de realizar el proceso en frío, infla a la presión indicada por el fabricante del vehículo.
Presión en caliente:
La presión indicada por el fabricante es en frío, sin haber circulado. Cuando los neumáticos se enfrían después de su uso, pierden aproximadamente 0,3 bares de presión. Por lo tanto, es aconsejable inflar los neumáticos 0,3 bares por encima de la presión recomendada para obtener la correcta.
En invierno:
Puedes inflar los neumáticos 0,2 bares por encima de lo recomendado en invierno, ya que la presión de los neumáticos disminuye con el frío.
En altitud:
No es necesario ningún cambio: el frío que disminuye la presión se compensa con la altitud, que la incrementa. Ambos efectos se cancelan mutuamente.
En la autopista:
Puedes aumentar la presión en 0,3 bares si tienes experiencia rodando largas distancias en vías rápidas. Esto permitirá que el neumático resista mejor el efecto de aplastamiento de la banda de rodadura debido a la gran cantidad de rotaciones por minuto que efectúa a altas velocidades. Esta recomendación es particularmente adecuada para los amantes de las altas velocidades.